Testimonio "luchando con mi mente"

Vivir con trastornos alimentarios es una lucha constante contigo mismo, tu mente se vuelve un revoltijo que cuesta entender. Desde los 14 años empecé a desarrollar un cóctel de trastornos alimentarios, que iban de la mano con otros trastornos mentales con los que tengo que batallar a diario. Desde los 14 empecé a bajar de peso y me di cuenta de lo rápido que podía bajar, no solo dejaba de comer muchos días y restringía mis comidas, pero también hacía lo posible por deshacerme de todo lo que consumía. Llenaba cuadernos enteros de todo lo que comía, con todas las cuentas y seguía muchas páginas de estos temas para desmotivarse y mantenerme en ese ciclo de autodestrucción. Me veía al espejo y no veía lo que yo quería, el espejo me mentía a diario y yo hacía un esfuerzo por desaparecer lentamente.

 

Mis comportamientos se convirtieron en una tortura para mi vida, no podía pensar en nada más, incluso llegue a un punto de llegar al hospital un día, mis comportamientos me habían llevado a casi tener una ulcera en el estómago. Era vivir una tortura mental y física constante, luchando con mi mente, sufriendo por mantener algo que me podía destrozar. Siempre me mantenía en terapias y con ayuda de muchos, pero el problema es que si uno no quiere mejorar no lo hace y es por eso que terminamos en hoyos oscuros, pero yo sí decidí seguir adelante y superarme a mí misma.

 

Luego de muchos años de terapia y una lucha intensa para salir de ese pensamiento me mantengo con ganas de seguir luchando, cuidándome, no volviendo a caer en mis hábitos que tanto me destruyen. Tengo 23 años y no digo que los pensamientos invasivos no ataquen mi mente, pero si uno quiere luchar para su propio bienestar, por su felicidad, se puede trabajar por controlar esos pensamientos, para decirle a esos invasores “yo soy más fuerte que tú,” se puede trabajar en mejorar tu calidad de vida y llegar a un punto que dices “me amo”.

 

-Adriana Pérez Orellana