TESTIMONIO: MI BULIMIA ME ESTABA CONSUMIENDO...

Mi trastorno comenzó con algo tan normalizado, siguiendo una dieta para bajar de

peso…

 

Desde pequeña siempre estuve inconforme con mi físico, mi mamá, mi padrastro y mis compañeros criticaban mi cuerpo solo por tener pancita. Me traumó tanto que recuerdo que apenas con 12 años comencé a usar fajas para ocultar esa parte de mi cuerpo.

 

Conforme fui creciendo mi cuerpo cambiaba, y nunca estuve conforme con él. Me veía al espejo y odiaba lo que veía. Así que a mis 20 años decidí bajar de peso. Todo comenzó bien, cambié mis hábitos por otros más saludables y parecía que funcionaba, porque bajé al rededor de 10 libras. Me sentía bien, pero no era suficiente… así que decidí ir donde una nutricionista. Fue ahí donde todo comenzó a colapsar.

 

Esta “nutricionista” me dejó una dieta estrictamente baja en calorias, consumía 800 – 1000 diarias, en la cual nisiquiera podía comer frutas, por el azúcar.

 

Me ejercitaba en ayunas y contaba cada bocado que pasaba por mi boca. Sentía que tenía el control sobre la comida, pero en realidad era ella quien estaba controlándome.

 

Bajé mucho de peso en muy poco tiempo, y todos me decían que me veía espectacular. Pero para mi no era suficiente, yo quería más. Comencé a tomar laxante todos los días, practicaba el famoso ayuno intermitente, hacía ejercicio compensatorio, me saltaba comidas y meriendas. Como consecuencia perdí mi periodo, mi cabello se caía en mechones, no podía dormir por pensar en comida, me alejé de mis amigos y familia, no tenía energía ni ánimos de nada. Mi vida se centró en calorías y perder peso.

 

A todo esto yo no sabia que lo que tenía era bulimia, ya que no me provocaba vomitos. Pero gracias a un video de una niña que contó su historia, me di cuenta que tomar laxantes, hacer ejercicios compensatorios o ayunos eran síntomas típicos de bulimia.

 

La bulimia me estaba consumiendo, no podía más con mi vida, incluso llegué a pensar en el suicidio en repetidas ocasiones. Un día toqué fondo y decidí buscar ayuda. Hablé con mi mamá y comenzamos a buscar psicólogos especializados en los TCA, no fue nada fácil. Lastimosamente en este país es un tema al que no le tomamos la importancia que debe, pero gracias a Asociación estima logré conseguir la ayuda que necesitaba.

 

Llevo un año y medio en el proceso de recuperación, no ha sido nada fácil. Han habido altos y bajos, pero sé que todo valdrá la pena. Ahora me encuentro en un mejor lugar, y estoy segura donde no quiero regresar.

 

– Adriana.